Descripción del servicio

El duelo es la muerte de algo: una persona, una relación, un vínculo, etc. El duelo es un acto de amor, una carta de amor a lo perdido que dura el resto de nuestra vida. Esto no quiere decir que toda nuestra vida estará marcada por el dolor. Sin embargo, la pérdida puede poner a prueba nuestro sentido de resiliencia y hacer obsoletas muchas de nuestras estrategias habituales para afrontar los tiempos difíciles. Este programa es un camino de transformación. Atravesar un duelo es un proceso que refleja las fases de la luna. Vemos la luna en diferentes formas a lo largo del mes, desde nueva a llena y nuevamente nueva. Cuando está completamente iluminada por el sol, parece una circunferencia perfecta. Pero cuando la luna está creciendo o menguando, solo vemos partes de ella, mientras que otras permanecen inmersas en la oscuridad. Sin embargo, la luna siempre es completa, sin importar lo que veas o no veas en ciertos momentos del ciclo. Simplemente revela u oculta partes de sí misma en diferentes etapas. Nosotros hacemos lo mismo en el duelo: pasamos una buena parte del proceso ocultando partes de nosotros que no queremos ver o sentir y que no queremos que otros vean. Pero, pase lo que pase, seguiremos siendo siempre completos, hechos de sombra y de luz. El trabajo de acompañamiento de este programa está diseñado para que puedas llevar luz a tu proceso. Tus recursos, tu sabiduría interna, tus redes de apoyo y los mensajes de tu cuerpo iluminan tu viaje. El duelo puede ser muy aislante. Este PROGRAMA tiene la intención de ser un espacio de conexión entre personas que están atravesando el mismo camino y donde puedan sentirse entendidas con empatía y no juzgadas, porque resulta muy difícil atender nuestro dolor en ausencia de comunidad. Aprender de las experiencias de otras mujeres es muy sanador. Son 8 sesiones grupales en un contenedor seguro, donde puedes aprender a encontrar la calma en medio del caos, a mantenerte firme incluso cuando el mundo se siente inestable, para que puedas vivir la vida que elijas y con ella, honrar la vida de tu hijo o hija que ya no está físicamente. Descubriremos cómo el dolor nos sacude y nos abre a profundidades del alma que no podíamos imaginar. El duelo ofrece una alquimia salvaje que transmuta el sufrimiento en terreno fértil. La experiencia del dolor nos hace reales y tangibles, añadiendo sustancia y peso a nuestro mundo.